Quiromancia

¿Vendrás del norte cargado de miedo
de que ese hombre pudra tu rumbo?
¿O te irás al sur
camino inusual
llorando por mar?

El vivero te tiene entumido, agachado, sumiso
clavado en el barro y sobre el polvo.
Llego hasta ti y las líneas que leo en tu tronco
me avisas que vivirás
con mi arte
que lagrimea como tus fibras
en la onda tempestad.
Miro en tus venas barbas que crecen
y profetizo música canaria
en las hojas de tus ramas.
¡Te espera un dichoso destino!
-dice mi estudio de magia ramal-

Entro con ímpetu a descifrar los hijos de tu estirpe
y no arrimo más allá de tus hojas secas
caídas
sobre espacios mortuorios.
Escalo hasta la mitad y los trazos no prosiguen
tu verde sangre colma la grieta
que los corta
como rayo quemando los enlaces del tiempo.

Y mis ojos
se arrastran microscópicamente a los estomas
de una de tus hojas.
Muchas caras alzan la vista
y con tacto versátil
sobrepones mi repaso.
¡Oh verde lunático te veo desde adentro!
Tus estomas me levantan
y siento el cosquilleo previo
a la madriguera de tu agua.
Hidrógeno
Oxígeno
entran por mis poros
y sientes el cosquilleo previo
a la madriguera de mi sangre.

Nos unimos en sonata química
y yo hiervo por dentro
y tú hierves por dentro.
Realzo la mirada y observo con estupor
la bordeada cara de tus ramas
y a decirte
que no vengo a rendirte cuentas de mi oficio
pero soy adivino
y te llevo ahora conmigo
galante árbol de futuro imprevisto
a enterrarte a mi lado
en la tierra
del vasto cemento.

Por: Naxas Narat

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