Derivar

Me lanzo en marcha por las calles
sin rasgo alguno de llegada.
Oigo un silbido y
cambio de rumbo atendiendo
como mío ese llamado.

Veo en el camino un cartel mojado
y rociado con tierra de semanas.
Su dirección se alza hacia mis ojos
y persigo esos números que hablan.

Camino unos kilómetros
y un felino en contravía se traspone.
Persigo sus pasos y metros adelante
oigo una canción perdida en mi memoria,
que me recuerda la rueda del desquicio.

Me acerco y termino de cantar esos acordes
mientras corro arrimándome al acenso de un ciclista.
Descanso unos momentos y encadeno esta travesía
extendiendo su efecto en el cuaderno.

Oigo tu voz
y creo que es la fortuna de un despliegue temporal
Pero te veo real
en mi presente
regalando sonrisas al vacío
intercambiando miradas con las hojas
y acariciando tu cabeza en la ramada.

Yo ya sé que nos destinamos en lo eterno
y este encuentro es uno más
de las vidas que nos quedan.

Por Naxas Narat

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