Apariciones no certificadas

Transitar en paradigmas cambiando de uno a otro y soportar la carga que cada uno deja, aturde y cansa hasta la más versada de las almas. No sé por qué me inmiscuyo en estas cosas pero la verdad es que oriento mi postura día de por medio. Hoy mi sueño fue pesado y descanse, aunque quisiera tomarme el día para despejarme de cosas que sean en extremo espirituales. No sé dónde me encuentro, pero que importa, la verdad nunca sé dónde estoy. Los bosques, veredas, pástales y montañas lucen distintos cuando está de día a cuando esta de noche. Hoy el sol está brillando de manera diferente, tal vez sea un augurio. Pero no, hoy no voy a pensar en eso. Lo que sí es muy raro, es que no veo gente, pareciera que no viviera nadie por estas tierras. Pero bueno, los caminos se abren solos y voy a recorrerlos.
Qué curioso, el tronco de ese árbol tiene aspecto de rostro humano y esos arbustos parecen dos aves alimentándose. Aquella piedra pareciera ser un perro ladrando. ¡Qué falta me hace la cámara! Con todo este material podría hacer una exposición fotográfica que se titulara algo así como: «Apariciones no certificadas”. Claro, si hay vírgenes que se aparecen en las paredes de las casas y en las ollas de cocina, o cristos que emergen del cemento desgatado de los puentes. ¡Es que hasta en Marte existen caras!
¿Entonces porque mis apariciones no podrían representar poderes religiosos o científicos?
Aunque si hago esto puedo ser quemado por hereje. Pero no, en estos tiempos no. Máximo me excomulgan. Lo que sí podría ser peor es que me tilden de esquizofrénico y me encierren por andar viendo lo que no «existe» y quede relegado al olvido y no me inmortalicen o me edifiquen una estatua.
Pero que va, a mi máximo me toman fotos como lo hace aquel árbol que parece un hombre con cara de sorprendido y que sujeta una cámara que apunta para acá. ¿Será que quiere que me ría?
Por Naxas Narat

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