Peregrinaje

I

Y tumbado en la arena
perturbado bajo el mar
llueve mi sangre
sobre caminos delirantes
y el sabor de las colinas
me llevan solo hacia las estrellas.
Danzo con crustáceos
con Taironas
Y veo que la realidad se parte
descubro que los entornos
son burbujas fronterizas.
Paso del sublime norte
al eterno sur.

Tiempo como variable de la mente
y el recuerdo.

II

Y una luciérnaga se confunde
con las estrellas en la noche rota.
El trovador y su guitarra
canturrean al público
Un millón de insectos lo aclaman
y juntos entonan la vieja canción de selva.
Conectada
Su mujer sube la enramada escalera
montada en las notas
de esa sublime canción.

Tiempo como relación de la opinión
con la emoción.

III

Y mientras bajo es largo
frio
y rocoso sueño
por donde nace un andar
sobre rayos cristalinos
a desiertos azules
Oigo que la lánguida vibración de un guadual
perturba inmensamente
los cantares hechizados
de los peces dorados.
Sacuden su dolor
en las penumbras vibraciones estáticas
del juego del éxtasis.

Tiempo como tentación a lo onírico
y oscuro.

IV

Y las conchas saben que los delitos
perduran por los océanos del pasado.
Hoy el agua está más clara
El poporo confirma que el mundo quiere su unión.
Súbitamente la verdad
ha encontrado al hermano mayor
y en la jungla se respira por los insectos
una tiniebla de confusiones
de maldiciones
un fugaz momento de ilusiones.
Profetizó el cristal
cuando pisó el pino humeante
haciendo de su esencia
una visión de tierra.

Tiempo como prejuicio de la misión
hacia la creación.

V

Y bromean
Cantan
Los mamas aislados
en nevados inciertos.
Donde quiera
sus sombras vibran por terrazas reales
encadenadas
a culturas románticas.
Amor innato
a la sensación ardiente
de aquel viejo pueblo
Vivo
en aquel paisaje rodante
de bondades y verdades.

Tiempo como exaltación de lo cuerdo
y lo puro.

VI

Y tan solo caigo
aplasto y planto.
Beso los aires
de las cadenas herméticas
con un relato verosímil y puro
siempre esperando que la muerte
abra la ventana
y se vea a la reina
bebiendo mi sangre
a orillas
de un nacer eclipsado.

Por: Naxas Narat

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